Contamos con la presencia de David Santamaría del Centre Barcelonés de Cultura Espirita, de Barcelona, en nuestro centro Fraternidad Humana, para ofrecernos la conferencia Conversando con los Espíritus.
A la pregunta de cómo
debemos conversar con los espíritus nos recalcó la importancia de los aspectos
preliminares, como que la compañía espiritual es acorde a nuestra manera de ser
y actuar; la preparación de los dirigentes en experiencia y estudio, pues
tenemos una desventaja los encarnados con los desencarnados que es que nosotros
no los podemos ver y ellos a nosotros sí, y que los responsables de la
dirección de la reunión mediúmnica es de los encarnados principalmente, los
desencarnados sólo nos ayudan y amparan; también es de suma importancia la
actitud de los asistentes que ayudan con pensamientos elevados y oración; y que
el entorno físico de la reunión debe ser sencillo, serio, calmado y acogedor.
Nos comentó sobre el animismo, que si el espíritu del médium
necesita manifestarse y amparo, es algo que se debe acoger como parte del
trabajo.
Las tareas de una reunión resumidamente es que unos orienta,
otros dirigen, muchos ayudan y todos aprenden.
Cómo se debe
hablar con los espíritus, como se habla con un encarnado, con educación y
respeto, con firmeza pero sin autoritarismo, con sentimiento de fraternidad
para ayudar a los sufrientes, hay que discrepar si se considera necesario y sin
enjuiciar.
Quién debe
dialogar con los espíritus, al igual que en otras reuniones serias, el director
de la reunión o a quien el director indique. Debe haber designado previamente
un sustituto del director por si fuera necesario. Nadie debe responder si el
director no lo autoriza; aunque el director no está exento de equivocación, pero
ese hecho se debe matizar después.
De qué se puede
conversar con los espíritus, se puede hablar de su situación en el mundo
espiritual, de las circunstancias de su desencarnación, de cuestiones
filosóficas y morales, sobre connotaciones morales de determinadas situaciones
materiales, sobre cuestiones de salud material, acerca de las actividades de la
institución; y a la pregunta de si se debe hablar de problemas personales, nos
aconsejó tener cuidado con este tipo de preguntas y que recordemos que sus
respuestas son siempre su opinión, la opinión del espíritu que habla, que no
por estar desencarnado son dueños de la verdad o la razón.
No debe plantearse, chafarderías,
invenciones, preguntas sobre el porvenir, ni de cómo conseguir trabajo, pareja,
resultados de loterías o de perjudicar a nadie, o sobre la vida de otros
mundos, Ovnis o extraterrestres.
Para qué conversamos
con los espíritus, básicamente para instruirnos, para ayudar a los que lo están
pasando mal, nos explicó que los espíritus enganchados a lo material les cuesta
escuchar a los desencarnados por su conversación con el pensamiento, más
telepática; para mejorarnos moralmente. A la pregunta de, para tener noticias
de familiares desencarnados, nos aconsejó que es mejor invocaciones abiertas,
pues hay que ir con mucho cuidado. También son para comprender mejor como es la
vida en el mundo espiritual, para entender el objetivo de la vida, para superar
el miedo a la muerte; aquí nos detalló que nuestro miedo es más de cómo
moriremos, pero hay que tener confianza en Dios y en lo que nos merecemos.
Con quién se puede
hablar, en principio con cualquiera, pero hay que pensar que no todos los
grupos son adecuados para cualquier espíritu; es mejor hablar con espíritus
normales, pues de todos se puede aprender y no es necesario grandes nombres.
Con quién se querría
hablar, es una cuestión que debemos pensar que si la espiritualidad cree
necesario hablar con dicho espíritu, dará esa oportunidad; si no es así, no se
dará dicha conversación.
Pero, realmente… ¿Con quién se habla? La problemática de la
identidad de los espíritus es una de las dificultades de la práctica del
espiritismo, a menudo es imposible comprobar. Lo que sí interesa es la índole
de la enseñanza que nos trae y no su nombre. Por ello es necesario el estudio,
aunque no por ello dejará de cometer una usurpación; precisamente, surge
cuestiones delicadas con matices bastante difíciles de captar y que tratemos de
desentrañar. Nunca pecaremos por exceso de mantenernos en guardia contra ese
tipo de usurpaciones, que tratan de inculcar las ideas más ridículas.
Es más fácil identificar a espíritus que hemos tratado, pero
a las preguntas para saber su identidad pueden ofenderle; pero no deberían
ofenderle, sino entender el porqué de esas preguntas. No sólo nos debemos fijar
en la escritura y en la firma para reconocerlos.
Evocad a una roca y se manifestará. León Denis, libro En lo invisible.
Más extensamente nos detalló para la distinción de los
espíritus buenos y los malos espíritus, pero en resumen nos explicó que su
lenguaje está acorde con su sabiduría y elevación. No hay ninguna mala
comunicación que pueda resistir a una crítica rigurosa; también depende del
criterio del analista. El buen criterio es el del buen sentido.
Un buen espíritu sólo dice lo que sabe, es una buena prueba
que no finjan saberlo todo; no nos ordenan, nos aconsejan, son discretos y no
nos adulan.
Los espíritus conservan los perjuicios, predicciones e
incluso manías.
Para juzgar a los espíritus, hay que saber juzgarse antes a
sí mismo; pero tenemos el juicio para evaluar los mensajes, y es mejor rechazar
100 verdades que aceptar una sola falsedad. La buena intención no es
suficiente, hay que ser consecuente con nuestros actos y palabras. Hay que
tener autoridad moral para saber tratar a los burlones. Sólo hay que asomarse
para la realidad del Mundo espiritual; pero no debemos buscar, los espíritus se
manifiestan si quieren, si pueden, si se lo permiten.
Las reglas
elementales son la humildad, el estudio y la perseverancia, sólo estas
características propician que, a lo largo, podamos se merecedores del apoyo de
los Espíritus instruidos.