“El Magnetismo”
Reportaje de Wellington Bossi
Como habíamos
anunciado anteriormente en nuestro blog, el domingo 06 de Julio 2014, María Girbau, presidenta en
funciones de la Asociación Espírita Fraternidad Humana, con mucho afecto
presenta al conferenciante internacional Fernando Espelho. “Aunque la mayoría
de nosotros hemos conocido a Espelho, podemos decir de él, que lleva más de 25
años trabajando en el movimiento espírita, es trabajador activo de la
Federación Espírita Brasileña del estado de Sao Paulo, se dedica a el área de
asistencia espiritual, da clases de mediúmnidad, y en el área externa como conferenciante, la
mayoría de las cuales ha desarrollado en Europa y Sudamérica. En los siguientes
días dará una gira de conferencias por toda España. Con todo lo dicho, quen no
es poco, me quedo con la sencillez y humildad que su persona y su alma
transmiten, hoy nos hablará del “magnetismo”.
Nos comenta
Fernando que el magnetismo es un
fenómeno de la vida, por constituir manifestación natural en todos los seres.
En el inicio de la formación de nuestro orbe, el magnetismo ya se encontraba
presente en el protoplasma, por lo tanto se encuentra en los reinos mineral,
vegetal, animal y hominal, y también en las instancias superiores. Es un
fenómeno universal.
A través de
investigaciones, Mesmer concluyó que, de la misma forma que el imán, había
personas que podían irradiar por las manos y ojos un fluido especial capaz de
ejercer influencia sobre otras personas y animales. Muy combatido por sus
teorías, Mesmer dejó su país y se
trasladó a París, donde, en 1779, publicó “Magnetismo
Animal” (mesmerismo).
Aunque aceptado por
una gran mayoría, fue combatido tenazmente por una comisión que juzgó su obra
de peligrosa para la moral, la sociedad y la salud. Desacreditado, Mesmer dejó
Francia y se marchó a Inglaterra. Otros estudiosos prosiguieron con las
investigaciones sobre el magnetismo, como el Marqués de Puységur, discípulo de
Mesmer que descubrió el sonambulismo, bajo la influencia del magnetismo.
Las experiencias de
Mesmer no fueron en vano. Obtuvieron comprobación científica a través de
personalidades destacadas: James Braid, Durand de Gross, Charcot y Liébeaut.
El magnetismo, cuando es de origen físico,
recibe el nombre de magnetismo animal;
cuando su origen está en el Espíritu es el magnetismo
espiritual. Magnetismo animal y magnetismo espiritual también son conocidos
como fluido magnético. El magnetismo del mal está igualmente lleno de poder,
especialmente para aquellos que caen voluntariamente bajo sus tentáculos.
Importa considerar
que es en Nuestro Señor Jesucristo que el magnetismo alcanza su punto más alto en la humanidad. Sin embargo,
no se vale de él el Señor para alardear de los poderes que le exornan el
Espíritu. Jesús es el amor divino alargando los brazos para liberarnos de la
angustia humana. Extiende las manos y los ciegos ven, los paralíticos se
levantan, las heridas se limpian y los obsesados se recuperan. Mira fijamente a
María Magdalena en casa de Simón y le da fuerzas para que se libere de las
entidades sombrías que la subyugan. Contempla a Zaqueo en el árbol sicómoro y
le modifica las nociones de la riqueza material. Fija su mirada en Judas en el
cenáculo y el compañero infeliz huye apresurado, incapaz de soportar su
presencia. Dirige a Pedro una mirada desde las rejas y el amigo que lo negara
por 3 veces se lamenta amargamente. De nadie indaga la práctica religiosa para
hacer el bien. En la enseñanza utiliza parábolas para no herir, sea a quien
sea. A todos ofrece el
apaciguamiento del alma antes de la cura física. Para imprimir el magnetismo
divino de la Buena Nueva en la mente popular, traza en el monte las
bienaventuranzas de la vida eterna.
Felices los
humildes de espíritu, porque de ellos es el reino de los Cielos.
Felices los que
lloran, porque serán consolados.
Felices los
afables, porque poseerán la tierra.
Felices los que
tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los que
traen consigo el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los
pacificadores, porque serán llamados Hijos del Altísimo.
Felices los que
fuesen perseguidos sin causa, porque el reino de los Cielos les pertenece.