14. La calma y la resignación resultantes de la ma nera de considerar la vida
terrestre ydelafedelpor venir, danalespírituunaserenidadqueeselmejor
preservativo contra "la locura y el suicidio".
En efecto, es cierto que la mayor parte de los casos de locura son debidos a la conmoción producida por las vicisitudes que el hombre no tiene fuerza para so portar; si, pues, por la manera como el Espiritismo le hace ver las cosas de este mundo, toma con indiferencia, y aun con alegría, los reveses y los desengaños que le hubieran desesperado en otras circunstancias, es evi dente que esa fuerza que le coloca por encima de los acontecimientos, preserva su razón de las sacudidas, que sin esto le hubieran quebrantado.
15. Lo mismo sucede con el suicidio; si se excep túan aquellos que tienen lugar por la embriaguez y por la locura y que pueden llamarse inconvenientes, es cierto que, cualesquiera que sean los motivos particu lares, siempre hay por causa el descontento; así, pues, aquél que está cierto de que sólo es desgraciado un día y estará mejor los días siguientes, y los toma con gusto y paciencia; no se desespera sino cuando no ve término a sus sufrimientos. ¿Qué es, pues, la vida humana con respecto a la eternidad, sino mucho menos que un día? Pero para el que no cree en la eternidad, que cree que todo acaba en él con la vida, si se abandona a la no eternos,nosonmenosterribles,ydetalnaturaleza,quehacenreflexionara cualquiera que intentara irse de la tierra antes que Dios lo disponga. El Espiritismo neutraliza, pues, el pensamiento del suicida, por muchos motivos; por la "certeza" de una vida futura en la que "sabe" que será tanto más feliz cuanto más des graciado y más resignado haya sido en la tierra por la "certeza" de que abreviando su vida justamente obtiene un resultado enteramente diferente del que espe raba; que ha salido de un mal, para caer en otro peor, más largo y más terrible; que se engaña si se cree que matándose irá más pronto al Cielo; que el suicidio es un obstáculo para reunirse en el otro mundo con los seres de su afecto a quienes esperaba encontrar allí; de donde se sigue la consecuencia de que el sui cidio, no prometiendo otra cosa que desengaños, es contra sus propios intereses. Así es que el número de los suicidios evitados por el Espiritismo, es considerable, y se puede asegurar que cuando todos los hombres sean espiritistas no habrá suicidas conscientes. Com parando, pues, los resultados d e las doctrinas materialista y espiritista bajo el solo punto de vista del suicí dio, hallaremos que la lógica de la una conduce a él, mientras que la lógica de la otra lo evita; lo que es confirmado por la experiencia.
En efecto, es cierto que la mayor parte de los casos de locura son debidos a la conmoción producida por las vicisitudes que el hombre no tiene fuerza para so portar; si, pues, por la manera como el Espiritismo le hace ver las cosas de este mundo, toma con indiferencia, y aun con alegría, los reveses y los desengaños que le hubieran desesperado en otras circunstancias, es evi dente que esa fuerza que le coloca por encima de los acontecimientos, preserva su razón de las sacudidas, que sin esto le hubieran quebrantado.
15. Lo mismo sucede con el suicidio; si se excep túan aquellos que tienen lugar por la embriaguez y por la locura y que pueden llamarse inconvenientes, es cierto que, cualesquiera que sean los motivos particu lares, siempre hay por causa el descontento; así, pues, aquél que está cierto de que sólo es desgraciado un día y estará mejor los días siguientes, y los toma con gusto y paciencia; no se desespera sino cuando no ve término a sus sufrimientos. ¿Qué es, pues, la vida humana con respecto a la eternidad, sino mucho menos que un día? Pero para el que no cree en la eternidad, que cree que todo acaba en él con la vida, si se abandona a la no eternos,nosonmenosterribles,ydetalnaturaleza,quehacenreflexionara cualquiera que intentara irse de la tierra antes que Dios lo disponga. El Espiritismo neutraliza, pues, el pensamiento del suicida, por muchos motivos; por la "certeza" de una vida futura en la que "sabe" que será tanto más feliz cuanto más des graciado y más resignado haya sido en la tierra por la "certeza" de que abreviando su vida justamente obtiene un resultado enteramente diferente del que espe raba; que ha salido de un mal, para caer en otro peor, más largo y más terrible; que se engaña si se cree que matándose irá más pronto al Cielo; que el suicidio es un obstáculo para reunirse en el otro mundo con los seres de su afecto a quienes esperaba encontrar allí; de donde se sigue la consecuencia de que el sui cidio, no prometiendo otra cosa que desengaños, es contra sus propios intereses. Así es que el número de los suicidios evitados por el Espiritismo, es considerable, y se puede asegurar que cuando todos los hombres sean espiritistas no habrá suicidas conscientes. Com parando, pues, los resultados d e las doctrinas materialista y espiritista bajo el solo punto de vista del suicí dio, hallaremos que la lógica de la una conduce a él, mientras que la lógica de la otra lo evita; lo que es confirmado por la experiencia.
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